Fuisteis concebida María,
sin pecado original
cáliz bendito y santo
que Dios eligió como morada
para su unigénito Hijo
en su llegada a la tierra.
Oye mi invocación,
Virgen María Inmaculada,
y tiéndeme tu mano protectora,
que vengo a postrarme a tus pies
sufriente y desconsolado
por las penas que me aquejan
y no encuentro solución.
¿A dónde iré, Señora?
¿Dónde he de hallar más grata compañía?
Porque seas mi luz, mi faro y guía,
hoy mi oración tu valimiento implora.
(Hacer la petición)
Llegue hasta mí tu fuerza protectora
y dé solución a mis penas,
ayúdame a cubrir mis necesidades,
dame el pan de cada día,
consuélame Madre mía,
acúname en tus brazos,
que encuentre paz y sosiego
para estos grandes problemas
que turban la vida mía.
Madre María Inmaculada,
entre acordes de mágica armonía
sé mi apoyo, mi excelsa valedora,
halle en tu amor mi más firme sostén.
No me abandones nunca,
junto a mí estarás noche y día,
protégeme hasta el fin de mi vida
día en el que me conduzcas
para pasar contigo
toda la eternidad en tu gloría.
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